martes, 10 de febrero de 2009

"And the winner is..."

Propaganda laborista en una calle llena de granizo, esta noche.

11 de febrero de 2009

Rayos, granizo y lluvia como no había visto en los ocho meses que llevo aquí. Así ha dado Israel la bienvenida al nuevo ganador de las elecciones. Como si el cielo supiera que el de hoy es un día que marcará el curso de los próximos cuatro años, el viento y la lluvia han acompañado a los indecisos israelíes a votar durante toda la jornada.

Son las cuatro y media de la madrugada y el recuento está casi terminado. A estas horas ya se han contado más del 90% de los votos. Ya podemos vislumbrar los resultados de estas elecciones que han acabado siendo lo que todos temíamos y sólo los medios de comunicación árabes llevan advirtiendo desde por la tarde. Que el gran triunfador es Lieberman, la derecha radical. Socorro.
Y no porque haya conseguido mayoría, no. En realidad, está en tercer lugar con 15 escaños, por detrás de Kadima, 28 escaños, y Likud, 27 escaños. Pero será Lieberman quien haga de bisagra y determine la agenda política, como ya ha declarado esta noche en su discurso. Será Yisrael Beteinu, su partido, el que dé el apoyo necesario para conseguir la mayoría absoluta, 61 escaños, en la Kneset. Por su parte, Barack, el pobre, se ha quedado recogiendo margaritas, en cuarto lugar y el batacazo de la noche, tan solo 13 escaños.

Believni

Gana Livni, ¡yuhu! Pero que nadie se emocione porque eso no significa nada.
El árbitro acaba de pitar el comienzo del partido, abróchense los cinturones porque la fiesta no ha hecho más que empezar. Ahora hay que ver quién es capaz de formar una coalición sólida porque será esa persona la que acabe formando gobierno. Opciones a estas alturas, básicamente dos. Y se podrían resumir en una frase: Con Lieberman o sin Lieberman.

Como dice mi compañera de piso, preocupada por el futuro de su país, eso depende de “how important it is for Livni and Netanyahu not to be dependant on Lieberman”. Y eso es algo que no se puede predecir. La primera opción se resume en Netanyahu formando una coalición de derechas y partidos religiosos que le darían unos 63 escaños, esto incluye, por supuesto, a Lieberman. Livni, por su parte, conseguría unos 56 escaños con una coalición de centro izquierda.

Pero en su dircurso esta noche, Livni volvió a ofrecer a Bibi (Netanyahu) formar un gobierno de unidad entre Kadima y Likud. Opción posible pero poco probable. Imagino la respuesta de Netanyahu, algo parecido a un “antes muerto que contigo en coalición”, pero bueno, todo se verá.
Por su parte, Livni se lo ha dejado claro a Bibi en su discurso esta noche. “Before the elections I offered you to join a national unity government led by me to take on the challenges facing the State of Israel. You declined and said the people must choose. Today the people have chosen- Kadima”.

La segunda opción, que Attila Somfalvi ha analizado en un artículo publicado en la edición digital de Yedioth Ahronoth, uno de los principales diarios nacionales, es la rotación. Sólo esto evitaría tener a la derecha radical de Lieberman en el gobierno.Ya ocurrió en 1984 con Peres y Shamir, que rotaron la presidencia en la mitad del mandato y ha sido hasta ahora el único gobierno que completó los casi 4 años. Ni a Netanyahu ni a Livni les hace gracia la idea de rotar pero, en realidad, sería lo que los votantes quieren, porque son los dos partidos mayoritarios de la Kneset.
Me voy a dormir. Las piezas están en el tablero. Comienza el juego.

domingo, 8 de febrero de 2009

Elections


8 de febrero de 2009

Una campaña electoral silenciosa que ni se ha notado y muchos votantes todavía indecisos cuando nos encontramos a dos días de las elecciones en Israel. La ofensiva en Gaza parece haber eclipsado el interés por los comicios, ¿o es que acaso los israelíes han dejado de confiar en la política para resolver el problema?
Los cohetes siguen cayendo en el sur del país así que esto perjudicará tanto a Livni como a Barack, que prometieron que acabarían con los cohetes de Hamás tras la ofensiva en Gaza.


Livni, Netanyahu, Barack y Lieberman. O lo que es lo mismo, Kadima (centro derecha), Likud (derecha nacionalista), Laboristas (centro izquierda) y Yisrael Beteinu (ultraderecha).

"Para ser sincero, no pienso ir a votar porque no me gusta ninguno de los candidatos y no hay nada que hacer", me dice Dan. Si este es el espíritu nos llevaremos una sorpresa el martes.

En un principio la duda estaba entre los tres más grandes, Kadima, Laborismo y Likud. Pero necesitan el apoyo de los partidos minoritarios para formar coalición. Hacer de bisagra con los partidos grandes. Es lo que pasa con el partido de Lieberman, el ultraderechista que parece que tendrá bastante que decir a partir del 10 de febrero ya que, aunque nadie comparta sus ideas y sea considerado un racista, le pueden llegar a necesitar para formar coalición.

Además tenemos a Ahmed Tibi, diputado de la minoría árabe en la Knesset, y Meretz, un partido de izquierda liberal y pacifista, entre otros.

Los últimos sondeos muestran a Likud y Kadima en cabeza. La estrategia está clara. Lieberman tendrá la última palabra porque Kadima y Likud se siguen muy de cerca, demasiado. A Lieberman le votan los rusos, un 20% de la población electoral. Por lo tanto, tanto Livni como Netanyahu intentarán mimarlo todo lo que puedan por si hay que formar coalición con él.

Las esperanzas de Kadima están puestas en la posibilidad de absorber los votos del centro izquierda, de los laboristas y Meretz que votarían a Livni antes que ver a Bibi (Netanyahu) demasiado cerca del poder.

Por su parte Barack se encuentra en tierra de nadie y muy probablemente acabará perdiendo votos en favor de la derecha. Si con la operación en Gaza su idea era fortalecer y afianzar su imagen de buen político, le ha salido un poco mal. El ataque lo único que ha conseguido es radicalizar los dos extremos aún más. Y esto se verá reflejado en el resultado de las elecciones, con la derecha como la gran vencedora si se cumplen los sondeos.


Los palestinos, por su parte, se enfrentan a las elecciones israelíes con más frustración e incredulidad que esperanza pero aun así, siguen las elecciones de cerca porque no es lo mismo que gane Netanyahu que no quiere ni negociar la evacuación de asentamientos en Cisjordania a que gane Livni, más dispuesta a sentarse.

Todo a su tiempo. Sólo queda un día.